El Pez Kobis prisionero del Pirata Barba Negra
Después de trabajar muchos días adornando el mar con las piedras de colores que habían encontrado el el cofre, la bella pecesita y el Pez Kobis, se pusieron a descansar.
Y de pronto...
Un gran anzuelo cayó sobre el cofre y fue levantado con mucha rapidez hacia la superficie.
Un bozarrón de trueno, se escuchó:
- ¡¡¿¿DÓNDE ESTÁ MI TESORO??!!.
El Pirata Barba Negra saltó al agua y allí vio al Pez Kobis, a la pecesita y a todo su tesoro desparramado por el fondo del mar.
Muy rápido, apresó con sus manos al Pez Kobis y le dijo a la pecesita:
- ¡Recoge todo mi tesoro antes de que oscurezca, o me como a este pez esta misma noche!
Metió a Kobis en una gran jaula para peces y salió del agua.
- ¡Nada puedo hacer yo solita!, se dijo la pecesita.
Nadando muy rápido fue a buscar al Gran Tiburón y entre los dos liberaron al Pez Kobis.
Los tres amigos, muy apurados, abandonaron esas Islas Lejanas para no volver nunca más.
Y de pronto...
Un gran anzuelo cayó sobre el cofre y fue levantado con mucha rapidez hacia la superficie.
Un bozarrón de trueno, se escuchó:
- ¡¡¿¿DÓNDE ESTÁ MI TESORO??!!.
El Pirata Barba Negra saltó al agua y allí vio al Pez Kobis, a la pecesita y a todo su tesoro desparramado por el fondo del mar.
Muy rápido, apresó con sus manos al Pez Kobis y le dijo a la pecesita:
- ¡Recoge todo mi tesoro antes de que oscurezca, o me como a este pez esta misma noche!
Metió a Kobis en una gran jaula para peces y salió del agua.
- ¡Nada puedo hacer yo solita!, se dijo la pecesita.
Nadando muy rápido fue a buscar al Gran Tiburón y entre los dos liberaron al Pez Kobis.
Los tres amigos, muy apurados, abandonaron esas Islas Lejanas para no volver nunca más.
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